30.7.10

Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra

Sakineh Mohammadi Ashtiani tiene 43 años, vive en Irán, es madre de dos niños y el 27 de mayo de 2007 fue condenada a morir lapidada.

Todo comenzó en 2005, cuando fue encarcelada por adulterio y, un año más tarde, castigada a recibir 99 latigazos. Cumplió el cruel castigo, pero no pareció ser suficiente. Acusada de haber mantenido ‘relaciones ilícitas’ con dos hombres, en 2007 fue condenada a la lapidación, pisoteando descaradamente cada línea de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Lo más curioso es que, de los cinco jueces que conformaban el tribunal, dos de ellos declararon a Sakineh inocente por falta de pruebas. Los otros tres, incluido el presidente del tribunal, sentenciaron a muerte a la mujer. A falta de pruebas que dieran algún sentido a su sentencia, se acogieron al ‘conocimiento del juez’, un principio recogido en la legislación iraní que da autoridad suficiente a los jueces para condenar a cualquier acusado, sin necesidad de basar dicha sentencia en pruebas fehacientes… parece que no hay más remedio que fiarse de las ‘corazonadas’ de los jueces iraníes, todo un alarde de justicia.

Así, el fatídico 27 de mayo de 2007, el Tribunal Supremo confirma la pena, cuyo indulto sólo depende de la Comisión de Amnistía e Indulto, que lamentablemente ya lo ha negado en dos ocasiones.

Sin embargo, las informaciones que nos llegan de Oriente Medio son contradictorias. El pasado 8 de julio, fuentes gubernamentales iraníes afirmaron que Sakineh no sería lapidada. Sólo cinco días más tarde, Manoucher Mottaki, ministro de Asuntos Exteriores del país, sentenciaba que esas declaraciones no eran más que "propaganda occidental” y desmentía que se hubiera producido tal indulto. Ni la condenada ni su abogado han recibido aún ningún comunicado oficial al respecto.

Las organizaciones internacionales pro-derechos humanos se echan las manos a la cabeza. Ante tal incertidumbre y frente a la terrible posibilidad de vivir de nuevo una lapidación, ya bien entrado el siglo XXI, Amnistía Internacional ha decidido mover ficha. Aprovechando la visita a España de Mottaki, el pasado 12 de julio, se le ha hecho entrega de más de 100.000 firmas, con el fin de hacer fuerza por la suspensión de la ejecución. Sin embargo, cualquier cosa puede aún pasar, la vida de Sakineh pende de un hilo y, por supuesto, del ‘conocimiento del juez’…

No hay más que echar la mirada atrás en la historia y ser conscientes de que la lapidación es uno de los medios de ejecución más ancestrales del mundo… y más crueles. Con el preso atado, tapado con una tela y enterrado casi hasta los hombros, una jauría humana lanza piedras al ‘bulto’. Se trata de una muerte lenta, en la que uno de los puntos más importantes es que el condenado sufra lo más posible antes de morir.

Se trata de uno de los castigos recogidos en la ‘sharia’, el código religioso y moral por el que se rigen muchas de las leyes islámicas y que tiene el Corán como una de sus fuentes de inspiración principales. Dentro de la ‘sharia’ existe un tipo de ofensas conocidas como ‘hadd’, que se consideran crímenes muy graves y que están penadas con castigos como las amputaciones, los latigazos o la lapidación.

Aunque ‘delitos’ como las relaciones fuera del matrimonio, beber alcohol, robar, o realizar acusaciones falsas son susceptibles de merecer esta pena, también hay que decir que la mayoría de los países de Oriente Próximo no han adoptado estas medidas en sus legislaciones estatales. Parece ser que éste no es el caso de Irán.

Pero no hay que irse a otras culturas y otras religiones para encontrar este tipo de castigos aberrantes. Sólo hay que echar un ojo a la Biblia, donde se hace referencia a la lapidación en muchos de sus versículos:
  • Éxodo 24:14: "Haz salir a este blasfemo del campamento. Que todos los que le hayan oído blasfemar le pongan las manos sobre la cabeza. Y después toda la comunidad le hará morir apedreado.”
  • Deuteronomio, 13:6-10: "Si te incitare tu hermano, hijo de tu madre, o tu hijo, tu hija, tu mujer o tu amigo íntimo, diciendo en secreto: Vamos y sirvamos a dioses ajenos (…) le apedrearás hasta que muera, por cuanto procuró apartarte de Jehová tu Dios.”
  • Deuteronomio 22:20-21: "Mas si resultare ser verdad que no se halló virginidad en la joven, entonces la sacarán a la puerta de la casa de su padre, y la apedrearán los hombres de su ciudad, y morirá por cuanto hizo vileza en Israel fornicando en casa de su padre; así quitarás el mal de en medio de ti.”
La lapidación es sin duda una de las penas más crueles, inhumanas y también sexistas que han existido en la historia. Una aberración del concepto de justicia, de los derechos básicos del ser humano y de la libertad de las personas. Un atentado contra la inteligencia y la integridad de hombres y mujeres, sin importar su procedencia o condición religiosa o cultural. Una auténtica barbarie ante la que muchos, quizá demasiados, miran para otro lado.

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